domingo, 18 de julio de 2010

en La Champiñonera, que han abierto una tienda.

- Buenas, ¿qué quería?
- Pueees... quería una persona que pase lo que pase esté a mi lado, me escuche, me entienda y me dé la razón; quería a alguien con quien saber que puedo tener toda la confianza para contarle cualquier cosa, incluso las que me causan dolor, porque sepa que vamos a terminar riéndonos de cualquier problema; quería a alguien con quien cualquier período de tiempo, incluso la eternidad, me sepa a poco, se me pase deprisa y no me alcance para decir todo lo que quería; quería a alguien que siempre me sorprenda con alguna nueva historia, cosa graciosa, o algún bombazo reciente; quería encontrar a alguien con quien las personas que me conocen se extrañen de que no discutamos nunca; quería a alguien que me haga felices los días y con quien cada momento se haga especial, digno de recordar con una sonrisa; quería, en definitiva, un mejor amigo.

- Pues es que mira, Alicia, esto no es una tienda de eso... en realidad es un cuartillo de madera, de esos de debajo de los toboganes en el que solamente hay un espejo tan lleno de mierda que únicamente se puede ver uno los pies, todo pintadas de personas que han estado aquí y una piña de pino pegada al techo con un chicle que hace de bombilla de bajo consumo (que salen un poco más caras, pero que, a la larga, ahorras). De todas maneras, tampoco tengo ganas de levantarme; pero como ya te digo, aquí solo puedo darte... yo que sé, alguna piedra de forma bonita, o incluso de tiza, algún trozo de rama, o simbólicamente alguna manzana, peras, o cosas así... pero creo que eso que pides no te hace falta, porque ya lo tienes; y tengo la sensación, cada vez más intensa, de que es algo que vas a mantener durante el resto de tu vida; así que no te preocupes.
- ¿De verdad? ¡Qué suerte!

- Sí, lo cierto es que es una gran suerte que encontremos personas así en los caminos de nuestra vida. Gracias de todas maneras por venir a preguntar, hasta pronto.
...
- Buenas, ¿qué quería?